viernes, 29 de abril de 2016

La mala salud en la adolescencia se asocia con malos prospectos profesionales en la adultez

Los problemas de salud física o mental durante la adolescencia podrían dificultar la obtención de un trabajo o que se termine la educación superior más adelante, sugiere una revisión de investigaciones.

"Las afecciones crónicas de salud, y sobre todo las afecciones de salud mental, contribuyen de manera sustancial a los resultados educativos y laborales", comentó el coautor del estudio, Leonardo Bevilacqua, investigador del Instituto de Salud Infantil del Colegio Universitario de Londres, en Inglaterra.






"Se trata de algo extremadamente importante para el desarrollo y la implementación de políticas dentro y fuera de las escuelas, que fomenten la salud y respalden a los que sufren de afecciones de salud", planteó.

Las necesidades de salud de los adolescentes deben ser un enfoque central en la escuela, para mejorar su éxito educativo y laboral, añadió Bevilacqua.

Aunque la revisión encontró una asociación entre los problemas de salud mental o física en los adolescentes y una mayor dificultad para realizar estudios superiores o encontrar trabajo, no probó una relación causal definitiva entre esos factores.

Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 22 de junio de la revista Pediatrics.

Los investigadores revisaron 27 estudios que observaron a adolescentes con y sin afecciones crónicas de salud mental o física, y compararon sus situaciones educativas y laborales en la adultez.

La mayoría de los estudios tomaron en cuenta las diferencias en el sexo, la etnia o el estatus socioeconómico familiar, pero no todos lo hicieron.

En general, los investigadores encontraron que a los adolescentes con afecciones de salud física o mental les fue peor en la adultez en términos de la educación y el empleo.

Los investigadores observaron problemas que incluyeron dejar los estudios en secundaria, no obtener educación adicional tras la secundaria, y tener menos años de educación. También examinaron los periodos de desempleo, los ingresos, el uso de la seguridad social y si una persona tenía un trabajo no calificado.

El vínculo con unos peores resultados fue más potente entre los que sufrían de afecciones de salud mental. Pero solo nueve estudios incluyeron a adolescentes con problemas de salud física. Seis observaron problemas crónicos de salud no especificados, y tres se concentraron en artritis idiopática juvenil.

Un motivo posible de los hallazgos es que los adolescentes con problemas de salud faltan más a la escuela y no participan tanto en actividades sociales o escolares, planteó Bevilacqua.

"Esta investigación sugiere que las personas con afecciones de salud quizá sean más propensas a sufrir exclusión social, tal vez debido a la estigmatización o a la falta de contacto social con sus pares, lo que tiene un impacto negativo sobre su desarrollo educativo", lamentó.

"Una mala salud mental podría contribuir a problemas conductuales en la escuela, al absentismo escolar y al uso de sustancias, lo que también tiene unos resultados perturbadores", añadió.

Una experta que leyó la revisión se sorprendió de que algunas enfermedades no se incluyeran en los hallazgos.

"Hubiera esperado ver que otras enfermedades que influyen mucho sobre los resultados incluyeran a la diabetes, el asma y el cáncer, pero esas no se mencionaron de forma específica", comentó la Dra. Danelle Fisher, vicepresidenta de pediatría del centro Médico Providence Saint John's en Santa Mónica, California.

La afección más comúnmente estudiada fue la depresión, seguida del trastorno de la conducta, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, la anorexia, el trastorno de ansiedad y otros trastornos psiquiátricos, dijeron los investigadores.

Otro experto conjeturó que muchos adolescentes ya están en un estado algo vulnerable.

"La adolescencia en sí ya está llena de suficientes distracciones contra el logro educativo", dijo el Dr. Omar Khan, vicepresidente asociado del Departamento de Medicina Familiar y Comunitaria del Sistema de Atención de la Salud Christiana en Wilmington, Delaware.

"En alguien que tiene un problema de salud mental, la incapacidad de concentrarse (como en el TDAH) o la distracción del intelecto al enfocarse en conductas antisociales (como en el trastorno de la conducta), probablemente sean suficientemente profundas como para reducir el rendimiento escolar", dijo.

La clave del éxito para los adolescentes con problemas de salud es tener un buen acceso a una atención primaria y a una salud conductual que sean constantes y efectivas, señaló.

"Los problemas de salud mental relacionados con la adolescencia pueden diagnosticarse y gestionarse, de forma que una buena salud mental se convierta en una meta de toda la vida, igual que el ejercicio y una dieta equilibrada", aconsejó Khan. Además, "concentrarse en las ventajas o en los puntos fuertes del niño afectado es una forma importante de acentuar maneras para aumentar el logro", enfatizó.

Todos los expertos anotaron que con frecuencia hay programas disponibles para ayudar a los padres a satisfacer las necesidades de sus hijos. Fisher mencionó que podría haber grupos de respaldo disponibles a través de las universidades locales o los centros de atención comunitaria. Bevilacqua sugirió que los padres pueden hablar con el médico o psicólogo de sus hijos para averiguar qué recursos hay en su área, o pedirles a las escuelas que ofrezcan programas.

"Las escuelas pueden ayudar a los jóvenes con dificultades mediante unos buenos servicios de salud basados en la escuela, lo que incluye respaldo para los estudiantes con afecciones de salud, y una buena comunicación con los padres", dijo Bevilacqua.

Con Información de HealthDay | Hola Doctor

 

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